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lunes, 20 de octubre de 2014

Santa Margarita de Cortona: ejemplo de contrición y penitencia – 2

Santa Margarita de Cortona: ejemplo de contrición y penitencia
Santa Margarita de Cortona: ejemplo de contrición y penitencia

continuación del post anterior

Radicalidad en la penitencia obtiene el perdón divino

Preocupada en evitar una recaída en el pecado, Margarita cortó su hermosa cabellera, que tanto orgullo le causaba, expuso el rostro al sol para perder su frescor, y examinaba cómo reparar su escándalo. Pasó a dormir en el suelo y a alimentarse apenas de hierbas.

Cierto domingo apareció en Laviano a la hora de la Misa más frecuentada, con una cuerda al cuello, y allí, en alta voz, pidió perdón a sus conciudadanos por el mal ejemplo que les diera.

Otra vez, en Cortona, Margarita se hizo arrastrar con una cuerda al cuello por las calles de la ciudad, mientras una mujer gritaba:

“Ésta es Margarita que perdió a tantas almas; ésta es la pecadora que profanó tanto nuestra ciudad”.1

En su intento de humillarse, muchas más cosas habría hecho, si la obediencia se lo hubiese permitido.

Margarita pasaba horas y horas de rodillas delante del Crucifijo, llorando por sus pecados. Su arrepentimiento fue tan profundo y sincero, que un día el Crucificado le dijo: “Tus pecados te son perdonados”.


Otra vez, cuando meditaba en llantos sobre la Pasión de Nuestro Señor, Éste le preguntó:

“¿Qué quieres, mi pobre pecadora?” Y Margarita, en un transporte de amor, respondió: “Señor Jesús, no quiero sino a Vos, y no busco sino a Vos”.2

Participación en la Pasión del Divino Redentor

En poco tiempo Margarita pasó a ser visitada por elevadas gracias místicas. Narra su confesor y biógrafo:

“Me pidió que no me ausentase del convento, porque Dios le preparaba algo extraordinario. Después de la Misa conventual, ella fue arrebatada en espíritu.

Altar mayor con el cuerpo incorrupto de Santa Margarita, Cortona
Altar mayor con el cuerpo incorrupto de Santa Margarita, Cortona
“A su vista se desarrolló el drama de la Pasión. Vio al Salvador vendido por el beso de Judas, negado por San Pedro, abandonado por los Apóstoles, insultado por los pretorianos. Oyó los golpes de los azotes, los gritos del populacho, el ruido del martillo cuando le clavaban manos y pies.

“Me explicó las escenas de la Pasión, sin conocer la presencia de la población de Cortona, que había venido para asistir a tan extraordinario hecho. Tenía los brazos en cruz, y las contracciones de su rostro reflejaban la violencia de sus emociones. A la misma hora en que expiró la víctima del Calvario, inclinó su cabeza y pareció también que ella expiraba. Los que estaban presentes no cesaban de sollozar”.3

En otra ocasión, apesadumbrada por el peso de las tentaciones, gemía a los pies del Crucifijo. Nuestro Señor le dijo:

“Ten animo, hija mía, por más violentos que sean los esfuerzos del demonio, pues Yo estoy contigo en el combate, y siempre saldrás victoriosa. Sé fiel a todos los consejos de tu director; confía cada día más y más en mi bondad, desconfía de ti misma, y con el socorro de mi gracia triunfarás del enemigo”.4

De varios lugares, desde Roma hasta España, venían personas a ver a la que se tornó “la taumaturga de Cortona”, por la fama de los milagros por ella operados. Se pedía, por su mediación, la conversión de pecadores, la cura de enfermos, la liberación de endemoniados.

Fue gracias a Margarita que los güelfos, partidarios de los Papas, hicieron las paces con los gibelinos, partidarios del Emperador alemán, después que ella por orden de Dios corrió por las calles de Cortona gritando:

“Cortonenses, haced penitencia y reconciliaos con vuestros enemigos”. Nuestro Señor le afirmó en esa ocasión: “Cortona merecía ser castigada, pero por el amor que te tengo Yo la perdonaré”.5

El Divino Salvador le hizo también el siguiente elogio:

Santa Margarita de Cortona, cuerpo incorrupto
Santa Margarita de Cortona, cuerpo incorrupto
“Tú eres la tercera luz dada a la Orden de mi bienamado Francisco. Él fue la primera, entre los Frailes Menores; Clara fue la segunda, entre las monjas; tú eres la tercera, en la Orden de la penitencia”.6

Su cuerpo incorrupto por más de 700 años

Con las limosnas recibidas Margarita fundó el Hospital de Santa María de la Misericordia, para cuidar a los pobres de la ciudad, a cargo de sus hermanas de la Tercera Orden Franciscana reunidas en una congregación por ella fundada, la de las Poverelle.

Muchos milagros, que el límite de este artículo no permite transcribir, fueron obrados por intercesión de la penitente de Cortona, fallecida a los 48 años, el día 22 de febrero de 1297.

Su cuerpo, transcurridos más de 700 años de su muerte, continúa incorrupto. Y puede ser visto en un relicario de cristal, expuesto en la Basílica dedicada a su honra, en Cortona.7

Notas:
1. Les Petits Bollandistes, Vies des Saints, d’après le Père Giry, Bloud et Barral, Libraires-Éditeurs, 1882, tomo II, p. 621.
2. Edelvives, El Santo de Cada Día, Editorial Luis Vives, S.A., Zaragoza, 1946, tomo I, p. 538.
3. Fray Justo Pérez de Urbel O.S.B., Año Cristiano, Ediciones Fax, Madrid, 1945, vol. I, pp. 344-345.
4. P. Juan Croiset, Año Cristiano, traducción al español del P. José Francisco de Isla, Saturnino Calleja, Madrid, 1901, tomo I, p. 634.
5. Edelvives, op. cit., p. 540.
6. Joan Carroll Cruz, The Incorruptibles, Tan Books and Publishers, Inc., Rockford, USA, 1977, p. 94.
7. Joan Carroll Cruz, op. cit., p. 94.

(Autor: Plinio María Solimeo)


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