Santa Juana de Arco: restauradora del poder que viene de Dios y Deus solo concede a los reyes legítimos |
Había un gran proyecto político que estaban llevando adelante intelectuales, profesores universitarios, algunos obispos y quienes tenían el poder.
Y de improviso una muchacha, pastora de ovejas, se había puesto de por medio. Podía hacerlo fracasar. Además, decía que hablaba en nombre de Dios. Era intolerable.
Eran ellos, los intelectuales y políticos, los defensores de la Iglesia. Eran ellos, los obispos y los clérigos, los únicos que tenían derecho a hablar en nombre de Dios y suscitar entusiasmo en el pueblo. Esta muchacha era una piedra donde podían tropezar.
Había que eliminarla. Y eso sucedió. Para hacerlo, el poder se sirvió de hombres de religión y de un proceso eclesiástico. A Juana la traicionaron los suyos.
En nombre de la Iglesia se mató a la que Péguy define como “la santa y mártir más grande, santa dos veces”, porque su martirio ocurrió “en el seno de la cristiandad”.
Su juicio es un ejemplo de clericalismo que aún hoy, quinientos años después, hace hervir la sangre”.
Cuando se cumple un año de la muerte de la célebre historiadora que afirma lo de arriba dicho, Régine Pernoud – quien fuera miembro del Consejo de HUMANITAS y generosa colaboradora de esta revista, hemos querido recordarla publicando esta entrevista que 30 Giorni le hiciera sobre Juana de Arco.
En estas páginas, Régine Pernoud relee la historia de la joven de Orleáns, su actualidad, su martirio provocado por el odio, no sólo de los ingleses, sino de un lobby universitario-político-eclesiástico.
— Señora Pernoud, ¿cuál era el proyecto en el que estaban aliados profesores, políticos y eclesiásticos, que desencadenó el odio contra Juana de Arco?
— Era un proyecto elaborado en la Universidad de París. El tratado de Troyes había concedido la doble corona de rey de Francia y de Inglaterra al descendiente de Enrique V de Lancaster y de Catalina de Francia.
Orleans conmemoró el 600º aniversario del nacimiento de Santa Juana de Arco |
Los intelectuales quedan seducidos, la Universidad de París está toda a favor del rey de Inglaterra. Y también muchos nobles, como los duques de Borgoña y de Normandía, y muchos obispos.
Cuando, en octubre de 1428, los ingleses cercan la ciudad de Orleáns, es decir, el corazón de Francia, todos comprenden que la nación está perdida.
Pero de pronto sucede algo completamente imprevisto. En marzo de 1429 una joven campesina se presenta al rey. Dice que su nombre es Juana.
No sabe ni leer ni escribir, pero dice que ha sido enviada por Dios para liberar a Francia.
Le pide al rey un nuevo esfuerzo para la guerra. Es increíble, pero consigue convencerlo y pocas semanas después esta muchacha está al frente de las tropas y en sólo ocho días libera Orleáns. Después de esta empresa, convence al rey para que vaya a Reims a recibir la corona.
Es fácil imaginar el odio que Juana suscitó no sólo en los ingleses, sino también en todo ese lobby universitario-político-eclesiástico que con tanto esmero había preparado el proyecto, y que ahora ve que se le escapa de las manos.
Y cuando, abandonada por un rey pusilánime, Juana cae por fin en su poder, vendida por dos mil piezas de oro, este lobby decide pedirle cuentas e instruye un proceso que la condena a muerte.
continúa en el próximo post
0 comentarios:
Publicar un comentario