Castelo de Yvoire, Suíça |
Desde muy joven, con doce, trece años, ya era enviado por sus padres para servir de paje en la corte de otro señor feudal.
Tel vez por reputar que, bajo la autoridad de otro señor, más elevado, sería educado de un modo más varonil que con los cariños del padre o de la madre.
Castelo de Brihuega, Espanha |
¡Y rezongo y castigo, en la Edad Media, eran rezongo y castigo truculento!
Aprendía también a acompañar al señor feudal en la operación militar, no pudiendo combatir a veces, pero pasando al señor una flecha más para disparar, una segunda espada, cuando al primera se rompía, etc.
Esos señores feudales, cuando llegaban, digamos, a los 25 años, por ejemplo, ya eran hombres truculentos y fuertes, como robles en la floresta.
Castillo de Der Haar, Bélgica |
Admirados por todos porque eran gobernadores de las propiedades rurales de las cuales eran dueños, y la autoridad es también inspiradora de respeto.
El joven paje que iba a ser señor feudal cuando su padre muriese, era esbelto, delgado, fino, con el cuerpo erecto, con la fisonomía pronta para la aventura, de espada en la cintura, pronto para montar un corcel y a correr para hacer un viaje de un mes, en medio de todas las aventuras, y volver cargado de glorias o de heridas.
(Fuente: Plinio Corrêa de Oliveira, 2/6/84. Sin revisión del autor)
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