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lunes, 18 de agosto de 2014

No fue la alfabetización que generó la sabiduría de Carlomagno

Coronación de Carlomagno por el Papa San León III
Coronación de Carlomagno por el Papa San León III
Lea el post anterior: Carlomagno, formador de hombres de gran estatura, pero sometidos a la autoridad temporal de la Iglesia



Carlomagno fue un hombre de una piedad acendrada, pero era al mismo tiempo analfabeto. Y ese analfabetismo nos muestra mucho cuán poca cosa es aprender a leer y escribir.

Hay un vicio para aquellos que aprenden a leer y escribir y es la idea de que pensamiento comienza en el libro. La primera idea, cuando la persona se dispone a pensar cualquier cosa, es comprar un libro para leer algo, para pensar sobre lo que leyó.

Entonces, él puede pensar que Carlomagno no sabía leer ni escribir y que sabía tomar las cosas por otro lado.

Él tenía una tal noción de las cosas, una tal inteligencia, que sin saber leer ni escribir organizó la instrucción en todo su Imperio, llamando hombres como Alcuino.


Dejaba a los Obispos decidir, porque los asuntos de la Iglesia ellos son los que deciden, pero él hacía uso de la palabra.

Y entraba en los debates teológicos de que los Obispos trataban. Y, en general, con suceso. Era él que tenía la fórmula teológica verdadera. Y era un hombre que no había pasado por seminarios.


Coronación de Carlomagno por el Papa San León III
Coronación de Carlomagno por el Papa San León III
Se comprende qué era un hombre de esos. Fue el muro de la Iglesia, el sostén de la Iglesia, la gloria de la Iglesia, el hijo de la Iglesia.

No invadió los derechos de la Iglesia, respetó la soberanía de la Iglesia, le reconoció todo el poder.

Y por eso, la Iglesia también lo coronó.

Todo el mundo sabe el lindísimo hecho de que, en el año 800, estaba él en la vieja basílica de San Pedro – hasta hoy se muestra el lugar donde él estaba arrodillado, rezando antes que el Papa entrara para la Misa de Gallo – cuando el Papa entró, y entró trayendo una corona de oro.

Y el Papa declaró que en la persona de él reconstituía el Imperio Romano desmenuzado, y lo proclamaba Emperador del Imperio Romano.

Carlomagno, por modestia, no quiso.

El Papa forzó, lo llevó a un balcón donde todo el pueblo lo aclamó:

¡“Viva Carlomagno, nuestro Emperador!” Estaba restaurado así el Imperio Romano, que habría de durar podemos decir años.

(Autor: Plinio Corrêa de Oliveira, trechos de conferencia pronunciada el 30/10/1972. Sin revisión del autor).


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