Castillo de Clerans, Francia |
Así como generó grandes castillos de fábula, por ejemplo el de Chenonceaux, o el de San Luis, la Edad Media produjo centenas y centenas de castillos de grados menores de belleza y magnificencia, pelo muy bellos y admirables también.
Y, no sólo de castillos, sino también casas señoriales, burguesas y populares en las cuales resplandecía algo del brillo del gran castillo.
Sin esta dimensión, el universo de los castillos medievales no se comprende verdaderamente.
En el período medieval el modo de vida hizo posible al hombre realizar en la Tierra, no propiamente un mundo de gustitos, sino un mundo de maravillas y de realizaciones arquitectónicas, super sabias y super capaces de hablarnos del Cielo.
Y por causa de eso también super agradables al hombre peregrino en esta tierra.
La belleza de Chenonceaux y de los castillos medievales no es bien expresada diciendo “¡que delicioso es vivir aquí! Porque hay un criterio profundo que explica esos castillos.
Castillo en Rocamadour, Midi-Pyrénées, Francia |
No apenas al señor del castillo, sino también hasta el jardinero del castillo, como podemos ver en la simpática casita del encargado del jardín en la foto inferior.
En ella, por otra parte, vive el actual propietario de Chenonceaux, siendo el castillo continuamente visitado por turistas.
El castillo medieval irradiaba en torno de sí una vida de encanto que elevaba la vida del conjunto social a alturas que, en nuestro masificado mundo hodierno, nos cuesta imaginar.
Si ese movimiento ascensional de conjunto no hubiese sido interrumpido, ¿hasta dónde la civilización católica habría llegado?
Casita del jardinero de Chenonceaux, usada como residência por el actual propietario del castillo. |
Esa imagen habría ayudado inmensamente a la práctica de las virtudes.
Y si a Europa hubiera llegado a un patamar no soñado,
¿hasta dónde podrían haber llegado nuestros países bajo la benéfica influencia de la Civilización Cristiana europea, de la cual provienen?
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