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| Vitré sugiere un trans-castillo que existe en algún lugar más allá de la realidad |
El primer castillo, de piedra, fue construido en el siglo XI por el Barón Robert I de Vitré sobre un promontorio rocoso que domina el valle del Vilaine.
Al rededor del año 1000 fue sustituido por un castillo de madera, hasta que en el siglo XIII el Barón André III le dio su forma actual.
El dominio pasó, debido a casamientos, a la familia de los Condes de Laval, que perfeccionaron las defensas de la fortaleza.
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| El castillo de Vitré convida a algo que supera su aspecto material |
En aquellos siglos la vida familiar era tan más importante que la vida política, que el Parlamento de Bretaña procuró refugio en el edificio de los condes en tres ocasiones (1564, 1582 y 1583), cuando epidemias de peste flagelaron Rennes, capital de Bretaña.
Entre 1547 y 1605, las familias Rieux y Coligny, propietarias del castillo, adoptaron el culto protestante y el castillo sirvió de bastión al flagelo hugonote.
En 1605, el castillo pasó a ser propiedad de la familia católica de La Trémoille. Las torpezas ideológicas de la Revolución Francesa transformaran ese símbolo histórico en prisión departamental y después en cuartel militar.
Mirando ese castillo, las impresiones nos llevan algo que es aun más que su aspecto material, que se ve a ojos vistas.
Subconscientemente pensamos en un súper-castillo que no existe, pero que en rigor podría existir. Y entontes nos gusta pensar en ese súper castillo ideal.
¿Cómo sería?
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| Castillo de Vitré: llena de un gaudio que convida al Cielo |
Entonces, ese trans castillo tiene una cierta existencia. Existe en una esfera que no es la terrena. Podríamos llamarla de trans esfera.
Y esa trans esfera puede ser objeto de un análisis del punto de vista filosófico y teológico.
¿Qué es esta trans esfera de los castillos ideales que no existen materialmente? No es una esfera nueva de la realidad, sino algo que el espíritu humano concibe como un producto del espíritu. Existe en la inteligencia del hombre.
Vitré es un ejemplo de una construcción material generada por la Cristiandad y que eleva nuestro espíritu a la consideración de esa trans esfera.
Y esa consideración nos llena de una alegría del Cielo, discreta pero atractiva, cuando contemplamos las torres y murallas de Vitré.
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