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domingo, 28 de abril de 2013

Deberes de la clase noble en el feudalismo y participación en el poder real

La clase noble se formó como una participación subordinada en el poder real.

Estaba a su cargo el bien común del orden privado, que era la conservación y el incremento de la agricultura y de la pecuaria, de las cuales vivían tanto nobles cuanto plebeyos.

Y también estaba a su cargo el bien común de orden público – debido a la representación del rey en la región – más elevado, de naturaleza más universal, y por eso intrínsecamente noble.

Por fin, tenía la nobleza alguna participación en el ejercicio del propio poder central del monarca, pues los nobles de categoría más elevada eran, en más de un caso, consejeros normales de los reyes.

Y nobles eran, en la mayor parte, los ministros de Estado, los embajadores y los generales, cargos indispensables para el ejercicio del gobierno supremo del País.


O sea, el nexo entre las altas funciones públicas y la condición nobiliaria era tal que, aun cuando al bien común convenía que personas de la plebe fuesen elevadas a esas funciones, generalmente acababan por recibir del rey títulos nobiliarios que las elevaban, y muchas veces también a sus descendientes, a la condición de nobles.

El propietario, puesto por la fuerza de las circunstancias en misión más elevada que la de la mera producción de la tierra, es decir, la de cierta tutela de la bienestar público en la guerra como en la paz, así se encontraba investido de poderes normalmente gubernamentales, de extensión local.

De ese modo, ascendía él ipso facto a una condición más alta, en la cual le cabía ser como que una miniatura del rey.

La misión del noble era, pues, intrínsecamente participativa de la nobleza de la propia misión regia.

La figura del propietario-señor noble nacía así de la espontánea realidad de los hechos.

Esa misión, a un mismo tiempo privada y noble, comportó una ampliación paulatina cuando las circunstancias – más desahogadas de aprehensiones y peligros externos – iban permitiendo a la Europa cristiana conocer más largos períodos de paz. Y por mucho tiempo no cesó de ampliarse.



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