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domingo, 12 de enero de 2014

Val: castillo de la “Bella durmiente”,
o ápice de la realidad bien ordenada

Val: castillo que parece hecho para la “Bella durmiente”
Val: castillo que parece hecho para la “Bella durmiente”

El castillo de Val dominaba otrora el valle. Construido en el siglo XIII cerca de Lanobre (Cantal, Francia), hoy está solo, aislado en una isla creada por una represa.

El agua toca el pie de las murallas, confiriéndole una inusitada belleza.

El feudo de Val perteneció a las familias de Tinières y de Pierre de Pierrefort. Guillaume IV d´Estaing, nacido en 1397, hizo levantar el castillo actual.

La familia lo conservó hasta Guillaume V d´Estaing, nacido en 1529.

Después de ellos, un cierto número de familias nobles fueron heredando el castillo, hasta que en 1946 la familia d´Arcy fue expropiada con el argumento de que la represa transformaría el valle en un lago.

Finalmente, el nivel de las aguas no subió tanto y el castillo no fue tragado. Hubiera sido un crimen.

En las manos de la empresa estatal de energía, quedó abandonado y fue saqueado.

Fue finalmente vendido por el valor simbólico de un franco a la prefectura de Bort-les-Orgues, que realizó algunos trabajos de restauración.


Val: el agua como que besa las murallas
Val: el agua como que besa las murallas
El castillo no pretende impresionar a nadie.

Uno puede imaginar una pequeña familia noble viviendo ahí.

Val: dignidad y osadia de la fuerza ascensional de las torres
Val: dignidad y osadia de la fuerza ascensional de las torres
Mas, ¡cuánta dignidad, cuánta osadía en el empuje ascensional de las torres!

Tiene seis torres que se aprietan unas a las otras, como estimulándose mutuamente a subir más alto.

El cuerpo del castillo pasa casi desapercibido.

La capilla queda del lado de afuera, pues, positivamente no cabe dentro del recinto central, como era usual en los castillos medievales.

Las piedras son rústicas y poco trabajadas, evidenciando escasez de recursos por parte de los constructores.

Pero, en la relativa pobreza de medios, el espíritu que procura la sublimidad triunfa.

Y ese triunfo dió origen a un castillo que podría servir de escenario natural a la “Bella durmiente”.

Entretanto, Val no es un castillo de cuento: es muy real.

La Cristiandad no es um sueño sino una realidad histórica
La Cristiandad no es um sueño sino una realidad histórica
Ahí familias vivieron muchos siglos, los campesinos iban y venían, viajantes y romeros paraban de noche para pedir hospedaje, guardias vigilaban de lo alto de las torres en los periodos inciertos.

En la capillita, el sacerdote celebraba la Santa Misa.

En los salones – tal vez saloncitos del castillito – nobles, burgueses y personas del pueblo reunidos conmemoraban la Navidad, la Pascua y las fiestas religiosas.


Fiestas familiares, casamientos, cumpleaños, bautismos, administración de la justicia por el señor, planes de defensa del valle en caso de peligro, de calamidades naturales, de guerras, etc.

Todo se hacía en ese ambiente de cuento de hadas, sin intervención de planos gubernamentales ni invasión omnipresente típica de los estados modernos.

La Cristiandad, las familias, vivían en un sueño, tal vez sin saberlo, bajo las bendiciones de Dios y de la Iglesia.

El castillito de Val nos habla de eso.



AS CRUZADASCASTELOS MEDIEVAISCATEDRAIS MEDIEVAISHERÓIS MEDIEVAISORAÇÕES E MILAGRES MEDIEVAISCONTOS E LENDAS DA ERA MEDIEVALA CIDADE MEDIEVALJOIAS E SIMBOLOS MEDIEVAIS

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