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lunes, 29 de septiembre de 2014

La guerra santa en Carlomagno y sus Pares

Carlomagno en batalla contra los sajones, British Library
Carlomagno en batalla contra los sajones, British Library
Vamos a imaginar a Carlomagno en el momento de lanzarse contra los sarracenos que invadieron el sur de España.

Entonces, él está con su tienda armada, pero es una tienda linda, guerrera, militar, con pendones, etc., etc.

Una tienda medieval con guerreros andando de un lado a otro con una compenetración que es de hombre que está yendo para la guerra sagrada.

Entran cinco, ocho, diez hombres. Son los pares de Carlomagno que se aproximan. Carlomagno está majestuoso, con reposo fecundo, de esos reposos que tienen hombres prontos para la batalla.

lunes, 22 de septiembre de 2014

La “minúscula carolingia” cambió el rumbo de la cultura y de la alfabetización

El Sacramentario de Tyniecki adoptó  la minúscula carolingia, clara y fácil de leer
El Sacramentario de Tyniecki adoptó
la minúscula carolingia, clara y fácil de leer
Nada más básico para la lectura que la escritura legible y una buena caligrafía o tipografía.

El lector imagine un texto escrito todo en mayúsculas, sin espacios entre una palabra y otra. Sería muy penoso de leer.

Era el caso de la escritura de los romanos, de la cual proviene la nuestra.

Los romanos escribían así, como está registrado en innúmeros monumentos, como en el arco de Septimio Severo en Roma, por ejemplo.

Debemos la facilidad de lectura de nuestra escritura a la Edad Media. Y sobre todo al emperador Carlomagno.

Por vuelta del año 780, el emperador ordenó que la Escuela Palatina, que funcionaba en su palacio, pasase a usar letras minúsculas y pusiese espacios entre las palabras.

Fue así que se tornó oficial la “minúscula carolingia”, antepasada directa de nuestra escritura.

Carlomagno actuó aconsejado por el abad Alcuino, monje benedictino de York, y que fue una especie de ministro de Educación muy querido por el emperador.

lunes, 8 de septiembre de 2014

Cómo y por qué Carlomagno mandó alfabetizar el mayor número posible

Carlomagno, alma del renacimento de la cultura e introductor de la alfabetización popular
Carlomagno, alma del renacimento de la cultura e introductor de la alfabetización popular
Continuación de una Epístola de Carlomagno dirigida a Baugulgum, abad de Fuldens

Está escrito en la Biblia: “Tú serás justificado o condenado por tus palabras”. Si bien, en efecto, sea mejor actuar bien que ser sabio, entretanto es preciso saber antes de actuar.

“Que cada uno comprenda tanto más la amplitud de sus deberes cuanto más su lengua se entregue sin error a los loores de Dios”.

Él dice que sin duda es preciso actuar bien, y es mejor actuar bien que saber muchas cosas.

Pero uno nunca actúa bien cuando previamente no sabe bien las cosas. Y uno sabe mejor las cosas cuando fue enseñado por alguien que se expresa bien.

lunes, 1 de septiembre de 2014

Carlomagno exhorta a obispos y abades:
alfabeticen a todos los que puedan aprender

San Amando, obispo de Maastricht, dicta su testamento.  Vida y milagros de San Amando, siglo XII.  Biblioteca Municipal de Valenciennes, Ms.501, f.58v-59
San Amando, obispo de Maastricht, dicta su testamento.
Vida y milagros de San Amando, siglo XII.
Biblioteca Municipal de Valenciennes, Ms.501, f.58v-59
Lea el post anterior: La coronación de Carlomagno y la doctrina de las dos espadas, símbolo de los poderes de la Iglesia y del Estado


En el libro “Charlemagne” de Alphonse Vétault (Tours, Ed. Alfred Mame et fils, 1876) hay una Epístola ad Baugulgurn abbatem Fuldens. Es una carta de Carlomagno dirigida a ese abad de Fulda:

Carlos, por la gracia de Dios, rey de los Francos y de los Lonbardos, patricio de los Romanos, en nombre de Dios Todopoderoso, saludos.

Hay frases aquí que encantan y tienen una grandilocuencia que no se sabe cómo elogiar: “Carlos, por la gracia de Dios, rey de los Francos y de los Lombardos, patricio de los Romanos, en nombre de Dios Todopoderoso, saludos”.

En un saludo está todo dicho.

Sepa vuestra devoción a Dios, que después de haber deliberado con nuestros fieles, estimados de los obispados y monasterios que, por la gracia de Cristo, fueron colocados bajo nuestro gobierno, más allá del orden de la vida regular y las prácticas de nuestra santa religión, deben, también aplicar su celo al estudio de las letras, y enseñar a aquellos que con auxilio de Dios puedan aprenderlas, cada uno según su capacidad.

Así, en cuanto la regla bien observada sustenta la honestidad de las costumbres, la preocupación de aprender y de enseñar, de bien aprender y de enseñar, pone el orden del idioma, de manera que aquéllos que quieran agradar a Dios viviendo bien, no sean negligentes en agradarle hablando bien.

 
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