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domingo, 31 de marzo de 2013

Nobleza: privilegios honoríficos y prácticos; responsabilidades pesadas y costosas

La nobleza pagaba el "impuesto de la sangre":  ejercer la Defensa, tareas de Policía,  cazar animales dañinos y otros peligros
La nobleza pagaba el "impuesto de la sangre":
ejercer la Defensa, tareas de Policía,
cazar animales dañinos y otros peligros
La nobleza medieval es una clase privilegiada.

Sus privilegios son, antes que nada, honoríficos: derechos de precedencia, etc. Algunos derivan de encargos que la nobleza tiene.

Así, apenas el noble tiene derecho a la espuela, al cinturón y al estandarte, lo que recuerda que originalmente sólo los nobles tenían posibilidad de equipar un caballo de guerra.

Junto a eso él goza de excepciones, que en un principio eran comunes a todos los hombres libres.

Tal es la excepción de la “taille” (impuesto sobre el vino) y de ciertos impuestos indirectos, cuya importancia, nula en la Edad Media, no cesó de crecer en el Siglo XVI, y sobre todo en el Siglo XVIII.

La nobleza tiene derechos precisos y substanciales, que son todos los derivados del derecho de propiedad: derecho de recaudar las rentas, derecho de caza y otros.

domingo, 24 de marzo de 2013

Órdenes religiosas: oración, austeridad, estudio y trabajo manual

Monges cantando o Ofício Divino
Monjes cantando el Oficio Divino
Luis Dufaur
Escritor, periodista,
conferencista de
política internacional,
socio del IPCO,
webmaster de
diversos blogs




La imagen del clero en la Edad Media correspondía a la categoría de esa clase social. Es decir, la clase superior.

En la imagen aparece una figura más delgada que las otras que podemos ver en la iconografía medieval.

Positivamente era la clase social donde más de ayunaba y donde más se sentía hambre en la Edad Media.

Las reglas de las órdenes religiosas eran muy severas y presentaban exigencias de ayunos enormes, cumplidos muy estrictamente por los sacerdotes y por los religiosos, en general verdaderos ascetas.

Los monjes usaban tonsura, un modo de cortar el cabello que formaba una aureola, o algo parecido.

El hábito del monje tonsurado es negro, sin ninguna pretensión humana.

Él no es un hombre con la salud destrozada, mas el ayuno se ve en la fisonomía. Él, que tanto ayuna, está dando de comer a un pajarito.

domingo, 17 de marzo de 2013

Orígenes históricos del feudalismo

Carlomagno
En el Siglo IX, habiendo sido el grandioso Imperio Carolingio reducido a escombros, sobre estos se lanzaron en nuevas y devastadoras incursiones los bárbaros, los normandos, los húngaros y los sarracenos.

No pudiendo las poblaciones, así acometidas por todos los lados, resistir a tantas calamidades con el mero recurrir al ya muy debilitado poder central de los reyes, se volvieron, muy naturalmente, hacia los respectivos propietarios de tierras, en demanda de quien las comandase y las gobernase en tan calamitosa circunstancia.

Accediendo al pedido, los propietarios construyeron fortificaciones para ellos mismos y para los suyos.

Con la designación “suyos”, el espíritu del tiempo, profundamente cristiano, incluía, paternalmente, no sólo los familiares, sino también la llamada sociedad heril, formada por los empleados domésticos, trabajadores manuales y sus respectivas familias, que habitaban las tierras del propietario.

domingo, 10 de marzo de 2013

Así murió Bayard, el “Caballero sin miedo y sin reproche”...

Bayard, estátua em St. Anne d'Auray, Bretanha, FrançaEn el año 1524 entró en Italia un ejército francés, enviado por el rey Francisco I para enfrentar a una coalición ítalo-española que, bajo las banderas del Emperador Carlos V, congregaba a los mejores soldados de la época.

En las filas francesas se destacaba el famoso Pierre Terrail, Señor de Bayard, llamado “el buen Caballero sin miedo y sin reproche”, y considerado el más valiente y virtuoso guerrero de su tiempo.

El lado imperial era comandado por otro gran guerrero, el joven Don Francisco Fernando de Ávalos, Marqués de Pescara, y en sus heterogéneas filas combatían también mercenarios protestantes alemanes y un despreciable príncipe francés, el Condestable de Borbón, que por una cuestión de amor propio había roto el juramento de fidelidad a su rey, pasándose al emperador alemán.

Obligado por superioridad española a organizar una retirada en la ciudad de Ravisengo, Bayard se lanzó contra el enemigo para salvar algunas vitales piezas de artillería, junto a su amigo Jean de Chabannes, Señor de Vandenesse.

En ese momento ambos fueron alcanzados por disparos de arcabuz. Lo ocurrido entonces dio lugar a una de las manifestaciones más expresivas del espíritu caballeresco cristiano que animaba a la nobleza de la época. Así lo relata el historiador Marcel Brion:

domingo, 3 de marzo de 2013

Los 813 mártires de Otranto salvaron Roma resistiendo a los turcos

Virgen en la capilla de los mártires,  iglesia de Santa Caterina a Formiello, Otranto
Virgen en la capilla de los mártires,
iglesia de Santa Caterina a Formiello, Otranto
Se lee en el Martirologio Romano, es decir en el calendario litúrgico de los santos y beatos, que la Iglesia recuerda y venera...

“... los cerca de ochocientos beatos mártires que en Otranto, en Puglia, apremiados por el asalto de los soldados otomanos a renegar de la fe, fueron exhortados por el beato Antonio Primaldo, anciano tejedor, a perseverar en Cristo, y obtuvieron así con la decapitación la corona del martirio”.

El martirio de estos ochocientos ocurrió en 1480, en el día de su memoria litúrgica, el 14 de agosto.

¿Pero quiénes fueron los ochocientos de Otranto? ¿Y por qué fueron asesinados? Su historia es de extraordinaria actualidad. Como es hasta ahora actual el conflicto entre Islam y cristianismo, en el que ellos sacrificaron la vida.

 
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