Reciba actualizaciones gratis via email: DIGITE SU EMAIL:

lunes, 6 de agosto de 2012

San Columbano: pilar de la Cristiandad medieval naciente – 2

San Columbano
San Columbano

Continuación del post anterior

Obstinado al principio, sumiso al Papa después

Si los santos pueden ser determinados, San Columbano lo era. Un poco nostálgico de su país, para él el modelo de vida religiosa era el de Irlanda. Por eso quería que todo, en las Galias, fuese como allá.

Claro que ello algunas veces parecía ventajoso y otras no. Una de las buenas costumbres irlandesas que él acabó convenciendo al episcopado franco de adoptar fue el uso de la confesión auricular, que no había en las Galias.

Pero se originó una polémica respecto al día en que se debía conmemorar la Pascua, tema controvertido desde la fundación de la Iglesia.

En un concilio nacional en las Galias fue establecida una fecha, según la orientación de Roma. En Irlanda aún se observaba el llamado canon alejandrino, muy anterior, que estipulaba otra.

San Columbano quería que la costumbre irlandesa fuese aceptada no sólo en Francia, sino en toda la Iglesia universal, intentando, en una larga y fogosa carta, convencer de eso al Papa San Gregorio Magno.


El santo irlandés no quedó satisfecho con la concesión que le fue dada, de continuar la conmemoración según su costumbre en los monasterios por él fundados.

Ello suscitó una larga y estéril lucha. Por fin, San Columbano curvó la cabeza y aceptó la decisión del Papa Sabiniano, sucesor de San Gregorio, y siguió las normas comúnmente vigentes en el resto de la Iglesia.

Espíritu profético

En la Austrasia, antigua provincia de las Galias, actual Francia, quien verdaderamente gobernaba era la reina Brunequilda, abuela del rey Teoderico.

Temiendo que éste se casara con una princesa que ofuscase su autoridad, esta desdichada inducía al rey a vivir con concubinas. Columbano empeñó todos los esfuerzos para que el rey se casara.

Cuando éste lo hizo, fue tal la presión de la abuela, que en menos de un año repudió a su esposa legítima para volver con las concubinas.

Cierto día el monje fue a visitar la corte, y la reina-abuela le presentó los cuatro hijos ilegítimos de Teoderico, diciendo:

“Son hijos del rey; fortalézcalos con una bendición”. “¡No!” respondió Columbano. Y añadió proféticamente: “Ellos no reinarán, porque vienen de un mal lugar”.

A partir de ese momento Brunequilda juró venganza y prohibió a los monjes de Columbano salir del convento. El santo buscó entonces a Teoderico, que lo invitó a comer. Columbano no quería participar de la mesa con aquel que acababa de lanzar un golpe contra sus monjes, pero no rehusó tajantemente.

Apenas hizo la Señal de la Cruz sobre los alimentos, todas las fuentes que los contenían se rompieron.

San Columbano
San Columbano
Teoderico quedó muy conmovido por el milagro, pero poco después caía nuevamente en sus desórdenes. Acabó cediendo a las presiones de la abuela, expulsando a Columbano de sus territorios.

En Tours, el monje fue recibido por el obispo. Refiriéndose a su actitud con Teoderico, un noble preguntó al santo si no era más apropiado para atraer a las personas darles leche en vez de ajenjo.

“Veo —replicó Columbano —que quieres guardar tu juramento de fidelidad; ve a decir a tu amo que de aquí a tres años serán aplastados él y sus hijos y toda su estirpe. Yo no puedo callar lo que Dios me manda decir”. 6

Después de pasar por la corte de Clotario II, a quien predijo que reinaría en toda la Galia, San Columbano se dirigió a Italia, donde el rey de los lombardos, aunque arriano, le donó una construcción junto a una iglesia en Bobbio.

Él hizo de la abadía que ahí erigió “la ciudadela de la ortodoxia contra los arrianos y un hogar de la ciencia y de la enseñanza, que fue por mucho tiempo la antorcha que iluminaba a Italia septentrional”. Aquella escuela y la biblioteca de Bobbio fueron de las más célebres en la Edad Media.

Sin embargo, según la profecía del santo, Clotario II, a fierro y sangre, se volvió el único rey de los francos. Acordándose de que Columbano le había predicho eso, envió una embajada para rogarle que volviera a Luxeuil.

Pero el fundador se negó, pues sabía que ya estaba próximo el fin de su peregrinación en la tierra, lo cual ocurrió un año después de la fundación de Bobbio.

Retirándose a una caverna que había transformado en capilla dedicada a Nuestra Señora, el gran batallador terminó sus días en ayuno y oraciones, el 21 de noviembre del año 615.


Notas.-
1. Les Petits Bollandistes, Vies des Saints, Bloud et Barral Libraires-Éditeurs, París, 1882, t. XIII, p. 529.
2. Fray Justo Pérez de Urbel O.S.B., Año Cristiano, Ediciones Fax, Madrid, 1945, t. IV, 3ª edición, pp. 422-433.
3. Edelvives, El santo de cada día, Editorial Luis Vives, Zaragoza, 1949, t. VI, p. 213.
4. Les Petits Bollandistes, op. cit., p. 535.
5. Pérez de Urbel O.S.B., op.cit., p. 423.
6. Id. ib., pp. 424-425.
(Autor: Plinio María Solimeo)



AS CRUZADASCASTELOS MEDIEVAISCATEDRAIS MEDIEVAISHERÓIS MEDIEVAISORAÇÕES E MILAGRES MEDIEVAISCONTOS E LENDAS DA ERA MEDIEVALA CIDADE MEDIEVALJOIAS E SIMBOLOS MEDIEVAIS

0 comentarios:

Publicar un comentario

 
ASSINE